Halloween
Se visten de muertos Para celebrar la vida Que endulzan con caramelos Para hacer un trato O te hacen el truco. Pandillas de niños acuden en manada casa a casa Chillando y cantando. Lo terrorífico convertido en fiesta. Así es el Jalogüín vespertino, infantil y bullanguero. Luego llega la noche con sus brujas eróticas Sobre escobas que ofrecen un viaje infernal De calor y suplicios, de premios y condenas. Hay muchachos bizarros dispuestos A montar artefactos tan frágiles Porque se asume el riesgo De volar hacia el éxtasis. La muerte y la vida juegan a confundirse.