Colgar los cascos
Cuando hace unos años veíamos a alguien solo por la calle dar voces y manotear, pensábamos que estaba loco. A los que no habíamos nacido en la sociedad de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, como se las empezó a conocer entonces, nos costó acostumbrarnos a que había gente que iba hablando por su teléfono móvil con un pinganillo en la oreja y un micrófono en la solapa. Ya nos hemos acostumbrado e, incluso, lo practicamos con total normalidad, pero me sigue llamando la atención que cada vez más gente vaya todo el rato con sus cascos o auriculares escuchando la radio o música o podcats , tanto si caminan como si hacen deporte –¿hay que decir running ?– o esperan sentados cualquier cita o hacen tiempo, que es algo que tanto nos cuesta hacer ahora que tenemos nuestras vidas tan repletas. Antes se hacía mucho tiempo, que no siempre parecía perder el tiempo. La generación de mis padres y de mis abuelos aún hacían más tiempo, y no les parecía perderlo, sino llenarlo a