El lenguaje populista ha impregnado toda la política occidental, desde Estados Unidos hasta Grecia, desde Argentina hasta Israel. También tenemos ejemplos en otros mundos, como el asiático, la India, v. gr., pero dejemos esto para otro momento y centrémonos en Occidente. El lenguaje populista, sin ánimo de ser exhaustivo, se articula en un discurso en el que predomina: 1. Una visión de la sociedad que se concibe siempre dividida entre “los nuestros” (buenos) y “los otros” (malos). Dependiendo del movimiento populista --los populistas se presentan como “movimiento”, una fuerza irresistible que arrastra a la mayoría social como expresión de “la totalidad”, no como “partido”, que implicaría la comprensión de que toda sociedad es compleja y tiene partes diversas con intereses distintos--, dependiendo del movimiento populista, decía, este “nosotros” puede ser “el pueblo”, “la gente” o “la nación”, siempre caracterizados por una sustancialidad virtuosa, frente a “la élite”, “el establishme...
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