Dos poemas de humildes pretensiones machadianas
I
Me miraste, y me perdí.
Me besaste, y te soñé.
Porque sueño tïé que ser
Que tú me quïeras a mí.
Caminando por la calle
Nos mira toda la gente.
Dicen que nadie comprende
Que te lleve por el talle.
Murmuran en soportales.
Maldicen por las tabernas.
Cuchichean en las tiendas.
Repican las catedrales.
Que importa lo que otros digan,
Si tú y yo nos queremos.
Lancen al cielo funestos
pecados en que ellos caigan
Con sus amargas conciencias
Y sus mentes casquivanas.
Besémonos en la plaza
Y tenga el amor presencia.
II
Se me metió tu mirada
Tan dentro del corazón
Que no se si parpadea
Al ritmo de tus pestañas
O late con la tristeza
De no saber dónde están
Tus ojitos azabaches
Que aquella noche besé
Mientras tus labios decían
Duerme conmigo, mi vida,
Mañana será otro día.
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