Unos versos más del desencanto
Acumulación de fracasos
Uno es una acumulación de fracasos,
Pero también de sueños y ensueños
Que algún día orientaron un presente
Hacia un futuro que se quiso mejor.
Nos soñamos distintos y pusimos en ello
Todas nuestras ilusiones para construir
Una realidad nueva y más amable,
un mundo vividero y convivido
Con aquellos que amamos.
No tiene sentido preguntarnos si ha sido así.
Si se han cumplido nuestros anhelos de entonces.
Se hizo lo que se pudo y desde esas bases
Hay que seguir luchando por la vida,
La nuestra, la de aquí, la de aquí contigo,
Con vosotros, pues no hay otra.
Somos un ser para la vida y no
Para la muerte, señor Heidegger.
Vida, más vida, dijo Nietzsche.
Seamos dionisiacos y bohemios
Porque estamos hartos de esa religión
Que ve la vida como ríos que van
A dar a la mar, que es el morir,
Ese morir igualador de ricos y pobres,
De señoríos y plebeyos.
Hartos de que la vida, como dijo
El angustiado Unamuno,
Toda vida, sea a la postre un fracaso.
Quevedo, en uno de sus más bellos sonetos escribió:
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
Aprendamos de esos muertos que llevamos
A nuestras espaldas para evitar tropezar
Dos, mil veces con la misma piedra.
Y seamos, o intentémoslo, felices.
* * *
Anoto en mi cuaderno mis fracasos.
¿Cómo pude pensar que me querría?
Fue tan dulce su no
Que pareció un sí.
Ni siquiera retiró la cara cuando besé
Su cuello y su mejilla.
No hizo nada, simplemente, no
Correspondió.
Me miró, con esos ojos pardos,
De gata,
Como se mira a ese perrillo triste
Callejero
Y siguió hablando de sus cosas,
De las mías
Que ya no pudieron ser las nuestras.
Qué bonito hubiera sido
Ver tu cara al despertar.
Contemplarte, admirarte,
Besarte los labios, acariciarte.
Soñar juntos un mañana
Y reventar el presente.
* * *
Qué distintos eran nuestros tiempos
para dar rienda suelta a nuestro amor.
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